Entre las dos versiones, usted escoja
Conocida en Cuba como fruta bomba, se le llama lechosa en Venezuela y papaya en México y otros países. Y vaya palabrita esta última. Hace sonrojar o sonreir a cualquier cubano o cubana que la oye, sin atreverse a repetirla en público. Pero entonces, fruta bomba o papaya?
Los niños pueden ser terribles, incluso en kindergarten. Y allá fue uno de ellos, cubanito por cierto, cuando vio a un tiburoncito mamífero saliendo del cuerpo de su mamá en un video proyectado en el aula. Las risitas no se hicieron esperar y por allá resonó la palabrita papaya. Resulta que ya hasta los mejicanitos, a quienes la palabra papaya no les dice nada malicioso, se reían cómplices haciendo referencia en español a la conocida fruta. Fue uno de esos momentos de enojo para la maestra, que tuvo que recordarles que podemos ser diferentes, hablar diferente y no hay nada malo en eso. Y punto.
El fantasma de la fruta bomba o papaya vuelve a aparecer
El fantasmita de la fruta bomba o papaya volvió a aparecer. Otro día, y mientras los niños debatían un tema muy serio delante de los familiares que habían venido a observar cómo se iban desarrollando en expresión oral, de repente cambiaron la conversación al tema de las frutas. “¿Y por qué la manzana se pudre?”, preguntó uno. Una niña le contestó que porque después de muchos días de recogida podía suceder y hasta podían aparecer gusanos.
“A mí no me gusta la manzana, pero sí el dragon fruit”, aclaró otro, a quien se sumó el cubanito diciendo que su fruta preferida era la fruta bomba. “¿Fruta bomba, qué es eso? “, preguntaron dos o tres al mismo tiempo, y hasta algunos familiares me miraron intrigados. Vaya con la palabrita. Ahí tuve que volver a explicar que en Cuba se le dice fruta bomba a la papaya, y el cubanito: “¿Y por qué en Cuba no se dice papaya?” Pues porque todos somos diferentes y también nuestro vocabulario, y vamos a seguir en lo que estábamos hablando, y que no era precisamente sobre las frutas, tuve que aclararle. A ver, seguimos. “¿Cómo podemos mostrar que somos responsables?” “I’m responsible if I help my friends in Math…”, y se encauzó la discusión de nuevo, ahora por caminos más seguros para mí.